El pasado sábado descubrí un rinconcito de Madrid cuya existencia desconocía por completo. La escuela Aliter nos llevó de excursión a la Quinta de los Molinos, en el corazón de Suanzes, Madrid (línea 5 de Metro).
El parque, considerado Bien de Interés Cultural, goza estos días de su máximo esplendor, gracias a la floración de los almendros. Un auténtico placer para los sentidos y el alma.
Una imagen vale más que mil palabras, aunque un olor vale 100.000. La tecnología avanza mucho y esto llegará, no Calvis? Os quedáis, de momento, con las fotitos.
El «parquecillo» (25 hectáreas)
El arquitecto urbanista César Cort construyó su jardín mediterráneo (era alicantino) incorporando especies poco comunes en Madrid. Tras su muerte, el parque fue traspasado al Ayuntamiento. A pesar de la multitud de especies de árboles, los grandes protagonistas, sobre todo en esta época del año, son los almendros. El lago central del desconocido parque ofrece, también, una pócima natural ante el estrés de la ciudad.
Besos, abrazos y achuchones